EL TRABAJO, MI ORACIÓN


 


Siempre que voy a trabajar, me encomiendo al Espíritu santo para que me guíe en mis decisiones, en las palabras que debo decir, a tener paciencia y hacer un trabajo bien hecho, no para mi gloria y vanidad sino, para darle gloria a Dios a través de él. 

Así , me fui dando cuenta que cuando estoy trabajando, también puede ser un momento de oración si intentas hacer la labor teniendo presente a Jesús. Y yo me preguntaba, ¿ Cómo voy a concentrarme en lo que hago o tengo que hacer si tengo que estar también pensando en Jesús o rezando alguna jaculatoria? Al final, ni me concentro en la labor ni rezo con corazón.



7:30 am en la capilla del Hospital encomendandome.






Pues este es el secreto para hacer del día laboral una  continua oración.  “Haz lo mismo de siempre, pero mejor acabado, con un remate de amor, que te lleve a pensar en ÉL y menos en ti”.  Estas palabras no son mías, sino que se las he cogido prestadas a un santo que sabia mucho de santificar el trabajo diario. Este santo es san José maría Escrivá.


Es sencillo lo que nos dice pero a la vez complicado. Requiere practica, pues somos humanos y todos los días no nos levantamos igual, ni tenemos un día perfecto de trabajo y compañerismo. Hay días que podemos perder los nervios, que estamos más irritables, que sentimos que nos falta horas para llegar a todo...etc. 


Intenta en tu día tratar a todos con amabilidad, sé paciente cuando las cosas se compliquen, ten detalles en el mismo trabajo con tus compañeros o clientes ( en mi caso pacientes). Intenta hacer un trabajo limpio y ordenado. Organizado. Piensa siempre que el trabajo que realizas en ese día no es para tu jefe ,ni para tu satisfacción personal sino que con ese trabajo, estas sirviendo y lo haces para el mismísimo Dios. Por eso, debes poner el mayor amor que puedas en él. Ya sea al preparar la comida para tus hijos o en tu trabajo diario. Al final, son los detalles lo que marcan la diferencia y el que cuida el detalle dice mucho del amor que pone en cada cosa que hace.


Por ejemplo, le doy los "buenos días" a los pacientes con la medicación



“ Ante Dios, ninguna ocupación es por si misma grande ni pequeña. Todo adquiere el valor del amor con que se realiza”                                            

                                                                                                           San Josemaría

 


Ya no tenemos excusa para decir que no tenemos tiempo para orar o que cuando volvemos de trabajar estamos cansados para rezar.  Estamos durante la mayor parte del día trabajando, por lo que si lo hacemos como hemos comentado, con servicio, amor y presencia de Dios, estamos la mayor parte del día orando. Esto se aplica a todos, no solo a los que trabajamos con una contribución económica. Tus tareas del hogar, tus estudios o exámenes o cualquier cosa de tu vida cotidiana que tengas que hacer, hazla por y para Dios.

 

 

 

 

Comentarios

LOS MÁS LEIDOS