MÍ SUFRIMIENTO TIENE UN PROPÓSITO

Cuando miro el mundo, recuero la oración  “ Bendita sea tú pureza”. Esta oración hace referencia a nuestro mundo como un “ valle de lágrimas”. Reflexionando sobre eso , me di cuenta de que tiene razón. El mundo en el que vivimos es un valle de lagrimas y es un continuo sufrimiento.  Hay hambre, hay guerras, hay muerte, hay enfermedad y hay violencia. Jesús mismo nos dijo:

 

Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. EN EL MUNDO TENDRÉIS LUCHAS; PERO CONFIAD, yo he vencido al mundo.


                                                                                                                                      Juan 16, 29-33


Por eso hoy, quiero hablar del sentido que tiene nuestro sufrimiento. Porque si sufriéramos sin ningún tipo de razón,  nada tendría sentido. ¿Qué sentido tendría sufrir?. El mundo sería un lugar cruel. Sin embargo, hoy te quiero recordar cual es el sentido de nuestros sufrimientos, de nuestras enfermedades o dolencias. En el caso de las enfermedades, pueden influir muchos factores como por ejemplo nuestra alimentación o hábitos de vida pero,  si esta llega a nuestra vida, no es por azar sino con un  propósito.


Por supuesto, yo también tengo mis propios sufrimientos como tú y no podría decirte“ se por lo que estás pasando” porque no lo sé. Eso solo lo puedes saber tú aunque estemos viviendo el mismo dolor. Pero la escritora Elisabeth Elliot, a través de su libro “ sufrir no es en vano”, dice que SÍ que conocemos a alguien que sabe por lo que estás pasando. ¿Lo adivinas?. Esa persona es Jesucristo. El nos enseña que puede transformar el sufrimiento en algo bueno y que por eso, tiene un sentido tu dolor. No es en vano. 




¿ QUÉ ES SUFRIR?

Antes de seguir avanzando te diré que es lo que significa para mi el sufrimiento después de meditarlo. Sufrir significa no aceptar la voluntad de Dios en mi vida y querer nuestra propia voluntad. Ahí se sufre, pues quieres algo que no tienes ( por ejemplo la salud) o tienes algo que no quieres ( por ejemplo una enfermedad). Es querer otra cosa diferente a lo que Dios pone en tu vida. 



¿ POR QUÉ SUFRO?

 Todo el mundo nos hacemos la pregunta del millón. ¿ Porque a mí? ¿ Porque Dios no me escucha? ¿Porque a Dios le da igual verme en esta situación?.  Pues el sufrimiento es un gran misterio. Es algo que a través de nuestro intelecto no podemos llegar a comprender porque para nosotros y para nuestro intelecto, no tiene ningún sentido. Jesús nos explicó en las escrituras  que existen dos mundos: El de lo visible ( el mundo) y el de lo invisible( el reino de Dios). ¿Has pensado que quizás no encontramos sentido al sufrimiento porque lo enfocamos siempre en nuestro mundo? ¿ En el mundo que vivimos, vemos y conocemos?. Quizás, ese sufrimiento aquí parece que no tiene sentido y  no podemos explicarlo de forma razonada, pero, ¿En el mundo de lo invisible? ¿Tendrá un sentido ahí?. 



             


Dios, nunca será ajeno a tu sufrimiento. El ya sufrió en la cruz el más terrible de los sufrimientos. Dios puso en nuestra vida a su hijo de carne y hueso como tú y como yo ante un sufrimiento brutal, para que nosotros, tuviésemos un modelo a seguir, una persona que sí que haya pasado por nuestros sufrimientos antes que nosotros, a una persona que sí te va a comprender, que sí sabe lo que es sufrir. 

Por eso , nunca estarás solo ante un sufrimiento. El no es ajeno a tu dolor, sino que camina contigo. 



Hoy, en tu vida, en tus sufrimientos, aunque no podamos comprenderlo, Dios sí tiene un propósito para hacer un bien mayor.  Recuerda que ese bien, no tiene porque ser para este mundo material. Ese bien mayor, seguramente, sea para tu vida en el mundo invisible. Tu sufrimiento puede ser utilizado para transformarte a ti o a otros. Jesús sufrió en la cruz , pero trajo un bien mucho mayor, la salvación del mundo entero. ¿Piensas que Jesús quería sufrir?, Él le dice a su padre:

 

Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz. Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres tú. 

                                                                                                                             Mateo 26, 39-40.



Nadie quiere sufrir,  es antinatural. Sin embargo, Jesús cada día te dice: Confía en mí, camina conmigo.

 

El saca bienes mucho mayores a través de ese sufrimiento de lo que podemos pensar y a través de él quiere que lo glorifiques, que se lo entregues  y que confíes. El lo transformará y hará bienes mucho mayores en ti o en otras personas que tienes a tu alrededor. 

 

Para confiar de esta forma y para aliviar nuestro sufrimiento, lo que nos queda es entonces, lo que he comentado en la definición de sufrimiento. Es decir, querer la voluntad del padre, o en otras palabras, ACEPTAR. 

 

     “Si alguien quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme”.

                                                                                                               

                                                                                                                            Mateo 16, 24-25.




 

Esto es lo que te dice Jesús:Niégate a ti mismo: No hagas tu voluntad sino la de Él, no te escojas a ti sino a Él. Toma tu cruz: Acepta tu sufrimiento, no luches contra Él. Abrázalo. 


                    CONFÍA EN MÍ, CAMINA CONMIGO, NO ESTAS SOLO, ACEPTALO. 



ACEPTAR

Aceptar, implica un acto voluntario y  libre. Cada persona tiene un tiempo para aceptarlo pues al principio, tendemos siempre a luchar contra el sufrimiento. Pero Él te dice que lo aceptes, que el lo va a transformar en bienes mayores aunque lo veas más tarde. 

 

Esto, va en contra de la naturaleza humana, no sabemos aceptar algo que nos hace daño y nos hace sufrir pero, como te he dicho antes, hay otro mundo invisible que no vemos pero que es nuestra meta y ahí, Dios tiene algo más grande para ti

 

Lo que necesitamos no son explicaciones; es una persona. Necesitamos a Jesucristo, nuestro refugio, nuestra fortaleza, el baluarte de mi vida. Es a través de la desolación que comprendemos nuestra necesidad de Él. Jesús entra en nuestras vidas en estos lugares de necesidad. Y, si lo reconocemos debido a nuestra necesidad, podemos recibir lo que sea que Él esté listo para ofrecernos, ya sea la gracia del perdón, la paciencia para esperar la respuesta a esa oración, sanidad o serenidad en medio de los peores momentos de tu vida. Sea lo que sea, puedes recibirlo y expresar: «Gracias, Señor». 

 

                                                                                    Elisabeth Elliot “ sufrir nunca es en vano”



TU DOLOR TIENE UN PROPÓSITO

Como ya he comentado, Dios puede utilizar  nuestro dolor y sufrimiento para transformarte a ti o a otros. Esa enfermedad que llega inesperadamente o ese dolor ante una situación, Dios puede usarlo como instrumento para un fin mucho mayor.
  • Este dolor y/o enfermedad puede haberte llevado a leer la palabra de Dios que nunca habías leido.
  • Puede usarlo para que paremos un momento nuestra vida, nuestros ruidos, nuestro caos y pongamos los ojos solo en su presencia.
  • Tu enfermedad ha podido servir para que otras personas de tú al rededor, vivan el verdadero servicio y el amor desinteresado al cuidar de un ser querido.
  • Te puede enseñar a ti o a otros a desapegarte de los bienes materiales, a poner los ojos en lo verdaderamente importante.


Él sabe que en los momentos que más sufrimos es donde el hombre acude a buscarlo rápidamente. Confiemos y entreguemos nuestros sufrimientos para que sea Él, el que sane nuestra alma.

"Dios nos susurra en nuestros placeres, nos habla en nuestra conciencia, pero nos grita en nuestros dolores. Es su megáfono para despertar a un mundo sordo".

                                                                                                                         C.S.Lewis






















Comentarios

LOS MÁS LEIDOS